La relación entre economía y xenofobia

Cuando se le pregunta a la gente las razones por las cuales piensan que inmigrantes, refugiados, y otros no-nativos son “malos para el país” la primera razón la cual darán, después tal vez algo explícitamente racista o xenofóbico, es algo vagamente “económico”. Buscan disfrazar sus prejuicios con falsa preocupación por situaciones económicas, para parecer razonables, o al menos ideas las cuales merecen discusión. La idea que más se ve en estos casos es “La competición en el mercado laboral”. La idea que cuando inmigrantes llegan a la nación estos al necesitar sustento “quitan” trabajos a los nativos, a veces con menor paga. Y que los nativos “lo merecen más”. Esta es una idea aceptada en grandes partes del mundo, si en Colombia preguntará la mayoría de gente le diría que es verdad o que al menos es una desventaja digna de tener en cuenta cuando se habla de la inmigración masiva del pueblo venezolano. Pero ¿Es esto en realidad razonable? La verdad es que estudios no apoyan esta teoría.
De acuerdo con el economista William S. Bernard “Una de las falacias más persistentes y recurrentes en el pensamiento popular es la noción que inmigrantes les quitan los trabajos a los nativos.” Para explicar el porque este pensamiento es erróneo Bernard escribe: “Este pensamiento tiene como base la idea equivocada que solo un cierto numero de empleos pueden existir en una economía y que por ello alguien nuevo amenaza con tomar el empleo de un residente antiguo” Explica que con la llegada de inmigrantes también llegan nuevas oportunidades de expandir el mercado, creación de nuevos empleos, y expansión de industrias. Esto es evidente en distintas naciones, desde el gran numero de inmigrantes en el temprano siglo XX a los Estados Unidos, sacándolos de la “Gran Depresión” hasta la Inglaterra moderna donde talento de todo el mundo se une para revitalizar industrias que se creían estancadas o inclusive muertas.
Entonces, si este es el caso ¿Por qué es este pensamiento tan común que estudios sobre el tema hayan sido realizados, y aún así siga en los labios de la población? La ACLU (American Civil Liberties Union) realizó un estudio donde se puede observar que esta idea crece en popularidad cuando la economía de la nación esta en problemas por factores totalmente ajenos a inmigración. Ejemplos que cita incluyen la “Gran Depresión” en los Estados Unidos en el temprano siglo XX, y la crisis europea en lugares como Grecia, pero el crecimiento del sentimiento anti-venezolano en Colombia también aplica perfectamente, con la inestabilidad económica de la cual es victima Colombia la culpa va a chivos expiatorios y “Cocos” a los cuales se les pueda señalar y usar para ganancia política, en vez de tener en cuenta complejos sistemas que han fallado por diferentes motivos.
Al contrario de esta creencia, se puede evidenciar que inmigración mejora la economía, e incluso las chances de que nativos consigan empleo. Aunque parezca contraintuitivo, una investigación conducida por la economista Madeline Zavodny llegó a la conclusión que inmigración llega a más empleos para los ciudadanos, los inmigrantes pueden preservar trabajos anteriores, o incluso crear nuevos empleos que nativos pueden ocupar, crean nuevas empresas, aumentan la demanda de bienes y servicios, reducen deslocalización, y toman empleos con peores salarios, y de trabajo manual, lo cual fuerza a los nativos a conseguir mejores empleos, en campos los cuales con su presencia y mayor mano de obra crecen para a su vez aloja más puestos. 
“La verdad es que los desafíos a los cuales nos enfrentamos como nación no han sido importados por nuestros inmigrantes, y tampoco desaparecerían si pudiéramos cerrar nuestras fronteras para siempre- lo cual ni siquiera es posible. De hecho, hay buenas razones para pensar que algunos de los problemas los cuales deberíamos tener en cuenta seriamente como pueblo- de la disminución de nuestra competitividad económica a la decaída de nuestros valores de comunidad- son problemas que los nuevos inmigrantes pueden ayudarnos a resolver.” Dice Mario Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York, hogar de una de las ciudades más diversas del mundo, y también una de las mejores económicamente. Tal vez sean estas las lecciones que debemos de tomar, y ver a los datos en lugar de creer en supersticiones. O incluso simplemente ver a los ojos de otra persona, sin importar donde haya nacido, y ver la humanidad en ella